martes, 23 de febrero de 2010

Cuento

Había una vez un colegio de mierda con docentes de mierda que no gastaban ni un 0,5% de su voluntad para crear un acto escolar.
Era fin de año y su creatividad las llevó a representar un pesebre viviente, habrán pensado: "Será emotivo; disfrazaremos a los infantes de animalitos y de José y Maria. Los padres primerizos enjuagarán una lágrima y pensarán que nunca antes este acto se había hecho en el establecimiento, muajajaja". Como mi apellido es último siempre en las listas, razón por la que me quedo afuera de toda repartija: sin lugar en el micro, sin compañero de baile, o bien porque de chiquita era aún menos participe de la sociedad que ahora, odiaba hablar, tenía temor a hacer las cosas mal pero al mismo tiempo al pasar tanto tiempo con gente más grande en mi real life creía que el resto eran idiotas y algún día les llegaría la sabiduría pero no sería gracias a mí, me dieron el papel de buey. Acaso, ¿no sabías que había un buey en el pesebre?. Yo, tampoco. Ni mi mamá que me tuvo que idear un traje, ni todos aquellos que se burlaron cariñosamente. Finalmente el día del acto llegó y por alguna estúpida razón autorizada por una estúpida madre y una estúpida señorita el niño jesús era protagonizado por un ruidoso bebé de más de un año, sí, gordo y enorme. Pero no tanto como aquel de salita naranja cuando yo era abanderada gracias al cielo: San Martín era un nene bastante corpulento y el burro de San Martín (a.k.a caballo blanco y triunfante) era el pendejito más desnutrido. Nada, una anécdota que me hacía cagar de risa, hasta hace un tiempo, cada vez que veía a uno de esos pibes haciendose el capo. Gracias a la moon of Alabama no recuerdo más que eso y mi entrada, por Dios: vestía un mameluco marrón y unos cuernos blancos que se me caían, con seguridad podría decir que a la gente le resulté tierna pero, queridísimo lector, en esa interminable caminata desde la entrada hasta el lugar del pesebre (maldita costumbre de organizar una escenografía SMALL en un escenario XXLL) descubrí y comprendí sin conocer o haber escuchado alguna vez el significado de lo bizarro.

domingo, 14 de febrero de 2010

No sé



No sé en qué momento me empezó a gustar Kasabian.
No sé en qué momento me compré sus dos primeros discos compactos. Sé que me salieron dos mangos. 20p por los dos, para ser más exacta.
No sé en qué momento le rompí la tapa a uno o si es que me lo dieron así.
No sé en qué momento me compré una armónica impulsada por el video de LSF.
No sé por qué nunca aprendí a tocar algo de Tom. ¿Quién quiere tocar a Tom?, ¿quién puede tocar a Tom?. Toquemos a Sergio Pizzorno y su cara de "zorro", es a lo que las abuelas llamarían "cara de zorro". La abuela de alguien, obviamente. Yo no tengo abuelas.


Pity Álvarez no escribió esto.


Viejo Bocha

Una vez, cuando venía de algún sitio con una amiga en subte, vi a un señor bastante mayor de edad , vestía un traje marrón -si mal no recuerdo y sino lo invento- unos zapatos oscuros también y unas "medias de traje" color verde al igual que una bufanda que llevaba en sus arrugadas manos. El hombre miraba fijo al suelo y por alguna razón creí que no escucharía (ahora que lo pienso, tal vés escucho). Como en cada uno de nuestros viajes, esperas en paradas de colectivo, filas de algún lugar de quejas o en algún tumulto de gente de alguna expo gratis o feria de basura reciclada (qué buena ooonda) multitudinaria, sala de cine de Harvey Milk (mentira, ése día entramos solas a la sala y a penas terminó la función salimos cuasi corriendo antes de que apareciera un demente homofóbico en nuestra búsqueda).. como en cada uno de esos lugares en los que minimamente una persona nos rodeaba, alguien una vez más escuchaba nuestra charla. Por lo general no tiendo a mentir pero sí me gusta agradarle a la gente de manera que le resulte cómica (o boluda) hasta bordear lo bizarro con tal de lograr una sonrisa (era Pach Adams la flaca), esta vez dije "qué buenas medias.. son re lindas, a parte son calentitas, aunque dan olor a pata", ninguna de estas cosas resultarían posibles sin las contagiosa risa de mi amiga, pero es un detallle.. "una bronca no haber podido tener abuelos, sabés la ropa que tendría.. lástima que se murieron jovenes los hijos de puta"